domingo, 4 de octubre de 2015

KENIA V

"Yo tenía una granja en África al pié de las colinas del Ngong" V


La reserva del Parque Nacional de Amboseli es lo opuesto a Masai Mara, al menos en la época en la que nosotros estuvimos. Está lleno de marismas y vegetación, su fauna es también más amplia, repleta de cientos de diferentes tipos de aves.


Todo esto acompañado por unas vistas increíbles hacia el Kilimanjaro, que se encuentra al otro lado de la frontera, en Tanzania, pero sus dimensiones lo hacen visible desde muchos kilómetros a la redonda.


También, al haber más pastos, encuentras muchos más masais con sus rebaños y sin ellos. El turismo hace que les resulte rentable compaginar el pastoreo con los "guiris".




Estuvimos un par de días "safareando" por allí desde muy temprano. Era impresionante estar rodeada de un paisaje tan brutal. La verde vegetación de las marisma, con el árido desierto acompañado de sus fantasmagóricos tornados.




Más tarde, volvíamos a donde nos hospedábamos, el Hotel Serena Amboseli,  para comer y darnos un baño en la piscina. Los árboles que nos protegían del duro sol en torno a ésta estaban repletos de monos muy juguetones.


Y mientras tú te "relajabas" metiendo tripa e intentando quedar lo más femenina posible en la tumbona, te atropellaba un mono para cogerte el protector labial y trepar a toda mecha a su árbol. Después de unos minutos de recuperación del susto y de la vergüenza por el grito que habías pegado, volvías a tu posición inicial con un suspiro. Era entonces cuando el protector labial te caía como un proyectil en la cabeza, al descubrir el pequeño simio que eso no era comestible.


Nuestros días en África estaban llegando a su fin y los culminamos en Treetops, en el Parque Nacional de Aberdare. Un hotel construido a principios del 1900, cerca de una laguna donde iban los animales a refrescarse. Este fue ubicado en las copas de una serie de árboles vecinos entre sí, creando una especie de cabaña gigante desde donde se observaban todos los movimientos de la fauna. Hasta la reina Isabel II estuvo allí, lo sé porque había  fotos del feliz acontecimiento por todas las esquinas del hotel.


La experiencia es como estar en un after hour, allí no duerme nadie. Porque si lo haces, no ves ningún animal, que es para lo que has ido hasta allí.


Sinceramente ésta fue la parte más decepcionante del viaje, ya que tan solo apareció en la laguna un pequeño rebaño de ñus, que después de todo lo que habíamos visto y vivido hasta entonces, se quedo un poco escaso. Pero lo que más mereció la pena fue el hotel nodriza de Treetops.


Una magnífica casa colonial preparada como un refugio de caza, con un gusto exquisito en su decoración donde RECOUPAGE hubiera hecho estragos, porque todo era maravillosamente recuperable. Te trasladabas a los días de mi querida Karen Blixen. Y más aún cuando disfrutamos de un espectáculo de danzas Kikuyus, tribu por la que entregó su vida Karen, en los días que vivió junto a ellos.


Y esto fue todo, amigos. Un viaje maravilloso. Un regalo de la vida y de mi chico, para qué negarlo. Algo que deseo que podáis vivir en algún momento de vuestras vidas. Es una experiencia difícil de olvidar.


Volvimos a Nairobi para coger un avión rumbo a Seychelles, pero eso como ya sabréis, es otra historia.

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