Conejito de Pascua

En Alemania se celebra el domingo de Pascua con la resurrección de Cristo como una auténtica fiesta tan importante como Navidad. Se prepara un gran desayuno, decorado con chuches, conejitos y huevos de chocolate. Los niños pintan huevos y se hace una gran comida en familia. 

El conejito de Pascua llega por la noche y deja sus huevos de colores y sus regalos a los niños, como Papá Noel o los Reyes Magos y,  como ellos, es mágico y nadie lo puede ver.  Toda Alemania y gran parte de los países del norte de Europa llenan sus escaparates, negocios y hogares con este personaje. 

Ciertas tradiciones que van apareciendo en nuestra sociedad entran solo por los ojos y las acogemos sin saber demasiado sobre ellas, como es el caso que hoy nos ocupa. Poco a poco vamos viendo con más frecuencia llenarse los supermercados de conejitos de chocolate y huevos de colores sin saber mucho sobre ello. 

¿Un conejo que pone huevos de colores en un nido? Raro, raro. Esta tradición inicialmente pagana comenzó a utilizarse para celebrar la llegada de la primavera y con ella, el renacer de la tierra y sus cultivos. Se atribuye la utilización del conejo a su imagen de fertilidad, para animar a la madre naturaleza a producir una buena cosecha.

Esta tradición tan arraigada en la sociedad alemana se fue transformando hasta darle su versión cristiana. Cuenta la leyenda que cuando llevaron el cuerpo de Cristo al sepulcro había allí un conejo que, asustado, se escondió y observó cómo toda esa gente lloraba desconsolada por ese hombre que traían fallecido. Este conejito se quedó en el sepulcro  preguntándose quién podría ser esa persona a la que querían todos tanto. Al tercer día vio cómo Cristo resucitaba y salía del sepulcro ayudado por un ángel que retiró la piedra que cerraba la cueva. 

Fue entonces cuando el conejo entendió que era el hijo de Dios y que había resucitado. De modo que fue llevando huevos de colores a todas las casas para que se enteraran de que algo grande había sucedido. 

Por esta razón, los niños colocan sus nidos para que el conejito de Pascua deposite sus regalos, como hacen con los calcetines para Papá Noel. 

Llegar a Dūsseldorf siempre en estas fechas es una alegría, todo esta decorado con este tema. Te encuentras huevos de todo tipo y color. 

Desde de gallina hasta de avestruz. 

Todo tipo de materiales para hacer los nidos y fantásticas decoraciones de Pascua. Os recomiendo que vengáis a conocerlo en cuanto tengáis oportunidad. 

DÜSSELDORF´16

Acabamos de llegar de Düsseldorf. Allí se celebra todos los años una de las ferias de vino más importantes e internacionales del mundo, la número uno, PROWINE. 

En esta feria puedes catar vinos tanto del viejo mundo (franceses, italianos, españoles...) como del nuevo (sudafricanos, neozelandeses, australianos, argentinos, californianos...) Allí se cierran grandes acuerdos para las nuevas añadas. 

Este año fuimos un total de 6.200 expositores y en los últimos años pasamos de cuatro pabellones a nueve, más del doble, y no parece que esto vaya a parar. La diversidad del planeta y las últimas tecnologías vinícolas permiten que puedas hacer un vino de calidad en los lugares más insospechados del planeta.

Y por supuesto, allí siempre va PININO.

Al margen del rollo que os suelto para poneros en antecedentes, a mí me encanta ir a esta ciudad: por su oferta cultural, siempre que puedo me escapo a alguna exposición. 

Y por sus negocios, tanto de decoración como de moda, ya que encuentras tiendas de las mejores marcas en su famosa Königsallee. Pero mi tienda favorita sin duda es JADES, en Heinrich-Heine-Allee, 53. Un negocio multimarca que tiene siempre la mejor selección. 

Nunca me marcho de Düsseldorf sin pasar por allí y siempre encuentro las mejores piezas de la temporada para mi armario. Y el resto del año, lo compro en su tienda online JADES24.

Prowine se celebra siempre antes de Semana Santa y todos los establecimientos están decorados con huevos y conejitos de Pascua. Encuentras todo tipo de ambientación sobre el tema. 

Además, es una ciudad muy bonita, con su precioso casco viejo y su impresionante Rhin. 

En él hay tantos negocios de hostelería, entre bares, restaurantes y cervecerías que se dice que, si juntas todas, sería la barra más larga del mundo.

En ellas encuentras cervecerías centenarias donde elaboran su propia cerveza, como es el caso de UERIGE 

y otras con historia, como SCHIFFCHEN, en la que estuvo comiendo Napoleón.

Tengo tanto que contaros sobre esta ciudad que no me va a dar con un solo post, así que lo iremos desarrollando. ¿Me acompañáis?

Aceites Aromáticos

Estaba deseando empezar a desarrollar los posts de las AROMÁTICAS y mucho más al unirlo a mi amado aceite de oliva virgen extra (AOVE). Esta combinación nos dará un sinfín de soluciones estupendas en nuestra mesa.

Ahora entenderéis lo que quería decir con infusiones. Vamos a hacer tres tipos de aceites aromáticos a la vez y ya veréis cómo los vais usando cada vez más a menudo.

En Italia es muy habitual terminar prácticamente todos los platos con un chorrito de aove: carnes, pescados, verduras, legumbres, cremas… Todo es rociado con el oro líquido, así que cada vez que cambies de aroma, estarás variando el plato.

Yo, como buen animal de costumbres, suelo hacer siempre los mismos. Pero podéis usar la misma receta para vuestros trucos personales. Me encantará aprender de vosotros.

El aceite de oliva arranca su ebullición a los 80ºC con lo que es difícil conseguir mantenerlo por debajo de esta temperatura sobre el fuego. Mi truco es hacerlo en el horno, os cuento como:

Ingredientes

1.500ml de AOVE

ramillete de romero

ramillete de salvia

ramillete de albahaca

2-3 cabezas de ajo

12 guindillas

Elaboración

Seleccionar tres recipientes para horno con una capacidad superior a 1/2 litro

Introducir  las cabezas de ajos partidos por la mitad en el primero

Las guindillas en el segundo

Y las aromáticas en el tercero

Se colocan los tres recipientes dentro del horno...

Y se dejan allí a 70ºC durante 3 horas

Una vez pasado este tiempo, se dejan enfriar en el horno hasta el día siguiente

Ya fríos los pasamos a las botellas que servirán de aceiteras.

Introduciremos parte de los ingredientes que hemos utilizado

Et voilà!

INVIERNO

Las viñas de PININO ya están profundamente dormidas y eso que el frío ha tardado en llegar. Como el oso que se mete en su cueva con los primeros fríos para dormir todo el invierno, las viñas también hibernan, dejando por unos meses de existir.

El valle de Montosoli se presenta desnudo, hasta fantasmagórico. Con sus viñas sin hojas y sus sarmientos, algunos todavía sin podar, dan un aspecto esquelético y siniestro al más puro estilo Tim Burton.

Pero no por ello disminuye su belleza. El ambiente bucólico que allí se respira te invita a abrigarte hasta las cejas y pasear entre sus viñas en un día soleado y extrañamente frío de este desconcertante invierno.

Esas viñas de las que solo quedan los palos de sus espalderas y sus desnudos cuerpos aferrados a ellas. Intuyendo, sin prueba aparente, cómo su savia sigue viva en lo más profundo de su cuerpo. Latiendo a la velocidad mínima, la justa para no morir, imperceptiblemente, pero suficiente para sobrevivir.

Caminando entre sus calles, perfectamente delineadas como si las hubieran peinado, vas bajando entre sus viñas hacia el valle, orientado hacia el sur. Tan solo escuchas el crujir de tus pisadas sobre la escarcha depositada en la hierba que nació, confundida por el cálido comienzo de un tardío invierno.

Encuentro las huellas de los visitantes del bosque, que esa noche se adentraron en ellas, esperando, pobres ingenuos, encontrar algún tesoro.

Las viñas duermen, descansan y se preparan para dar lo mejor de sí.

Esperando el momento adecuado para que llegue esa explosión de vida y sacar su más pura esencia, regalando a nuestros paladares otro momento irrepetible.

Dormid, dormid queridas compañeras de viaje. ¡Nos queda mucho trabajo por hacer!